Actual Santuario Culmi |
BREVE HISTORIA.
Diferentes son los comentarios en la tradición oral, acerca de una pintura posiblemente del siglo XVIII, en que se expresa la imagen de Jesucristo resucitado, que está entre las nubes con una cruz, una esfera que simboliza el mundo que Él redimió con su muerte y resurrección y un anagrama que puede representar uno de los símbolos eucarísticos en la Iglesia.
Para unos es una pintura que hizo el misionero Manuel de Jesús Subirana, misionero español que llegó a Honduras en Octubre 1856 a Noviembre de 1864 (P. S. Garrido S.J.Edit.LEA Sn. Salvador 1964). Para otros es una pintura que dejó a los tribus *Payas en unos de sus viajes por las tierras de Culmì.
Para otros, fue un regalo del P. Goicochea en su paso por Culmì, camino a Iriona en Colón, como gesto de gratitud por la ayuda de unos hermanos de la tribu.
Para la tradición franciscana es una pintura posiblemente de la escuela de la Antigua Guatemala, dejada por los frailes en alguna de las fundaciones de doctrinas en Olancho (ejm. Dulce Nombre de Pacura en Gualaco, Olancho) que fundaron junto con San Esteban de Tomjagua en el actual San Esteban.
El Santísimo Nombre de Jesús, fue una de las devociones predicadas con mucho ardor por el franciscano San Bernardino de Siena (1380-1444), en la Italia meridional. En la era colonial en América Central, los frailes fundaron una provincia con el Nombre del Santísimo Nombre de Jesús.
Lo cierto es que la imagen en el Siglo XIX ya era famosa por sus milagros, todavía hoy se comenta de las peregrinaciones que llegaban a Culmì desde Juticalpa, San Francisco de la Paz, Gualaco, Manto, Catacamas Santa María del Real y otras, en especial para la fiesta que se celebra el 1º, de enero de todos los años.
Con el tiempo mucho de esta devoción de los antiguos ha cambiado, a pesar que las facilidades son mejores y que la evangelización de la Iglesia ha sufrido muchos cambios, buenos en sí, las visitas de los peregrinos es ocasional.
Hasta 1950 el templo era una construcción sencilla de dos aguas. A mediados de 1966, Monseñor Nicolás D`antony terminó la construcción de un templo en forma de una cruz cuadrada, de unos 7X8 metros cada brazo.
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